miércoles, 30 de noviembre de 2016

Encerrados en el cementerio de Chacarita



Una Breve Introducción:
El Cementerio de la Chacarita fue diseñado por el arquitecto Antonio Buschiazzo. Anteriormente conocido como Cementerio del Oeste, (A partir del 5 de marzo de 1949 por una ordenanza se lo conoce como Chacarita) es el más grande de Argentina y uno de las mas grandes del mundo, con sus 95 hectáreas.
Fue creado en 1871 cuando una epidemia de fiebre amarilla arrasó con Buenos Aires, por lo que fue necesaria la construcción de un nuevo camposanto debido a la falta de espacio para nuevos cadáveres, ya que en ese año se inhumaban la desconcertante cantidad de 500 cuerpos por día.

El cementerio cuenta con 16 entradas, galerías, bóvedas y sector de nichos. con lo cual es una estructura muy parecida a la de una ciudad mediana, ya que posee calles, callejones, diagonales, parques abiertos, y edificios de nichos.

•Al ingresar por la entrada principal nos encontramos de ambos lados con  oficinas administrativas y  una capilla. al bajar las escalinatas nos enfrentamos a las calles de bóvedas con varios caminos para elegir por donde comenzar el recorrido.



                              Entrada principal con un diseño inspirado en aires dóricos.

• En éstas interminables calles y callejones de bóvedas, podemos apreciar el olvido, abandono y un ambiente nostálgico en estos panteones, los cuales quedaron bajo total dejadez, y en los que probablemente
 no quede ningún familiar vivo que continúe visitando a éstos, sus muertos. Estas tumbas datan mayormente del siglo XX, con las más antiguas provenientes de 1900. A estas bóvedas no ingresa nadie desde que los cuerpos fueron depositados hace muchos años, por lo que despiertan la curiosidad y el morbo de querer entrar y conseguir una vista de cómo lucen estos ya muy viejos cadáveres que posiblemente no sean más que huesos amarillentos.
                                                






                               Acá podemos apreciar un mapa de la inmensa necrópolis.

                                       

Ahora, si bien es muy interesante la estructura y el arte arquitectónico del Cementerio de la Chacarita,
nosotros venimos a contarles nuestra experiencia en este sitio al que se lo podría llamar "místico" 

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Una tarde que recordamos muy fría y nublada, decidimos ir a conocer la vieja necrópolis. La idea principal fue ir a visitar la tumba de Gustavo Cerati, el reconocido líder de la banda procedente de Buenos Aires, "Soda Stereo" y posteriormente conocido como solista. Nos entusiasmaba muchísimo el ir hasta allí y estar frente a la tumba de Cerati, a la vez que nos entristecía un poco el hecho de saber que ya no pertenece a este plano físico. Partimos rumbo a lacroze con el tren Urquiza, a eso de las 12 del medio día, llegamos.
Entrar nos pareció muy excitante aunque con una sensación extraña. Estaba en el aire, se respiraba un ambiente lúgubre y deprimente.
                                                  

                (Algunas de estas imágenes fueron tomadas en otras de nuestras visitas al cementerio)
                           


Quedamos obnubilados por lo exótico que se veía, panteones con aires franceses, otros más góticos, griegos, italianos, romanos, entre otros diseños arquitectónicos, un verdadero arte oscuro.
                            





Dimos con el edificio en donde se encontraba Gustavo Cerati, pudimos apreciar que se traba de un lugar elegante, con toques artísticos y esa fascinante música clásica tan intrínseca de ese sitio. Nos quedamos un largo rato solo observando, sin decir nada.

                                   Esta es una foto de su placa, tomada ese mismo día.

Pasados 40 minutos nos dimos cuenta de que sería imposible terminar de recorrerlo en sólo un día.
No obstante, continuamos recorriendo, cada vez más sorprendidos de la enormidad de aquel cementerio.

                                 


Luego de ver tantas bóvedas y panteones, quisimos adentrarnos más a lo que era la parte verde del cementerio. Predominaban el silencio y la quietud en el lugar. De vez en cuando nos parecía escuchar voces o personas que se aproximaban, sin embargo no veíamos a nadie.

Cada vez se sentía más el gélido frío, el viento hacía que los adornos en las tumbas se vuelva oscilantes.
Los arboles deshojados creaban una atmósfera apagada y marchita.
La presencia de los cuervos cortaba el aire.
                                                           






Se hacían poco más de las 5 de la tarde, y nosotros allí, en el epicentro de la necrópolis, nos detuvimos unos minutos, frente al crematorio y nos sentamos en la frialdad de unos bancos, parecidos a los de las plazas o parques, pero con ese toque oscuro

                   
                           Ésta es exactamente la vista que teníamos desde aquellos banquitos.
                                              (imagen tomada esa misma tarde)

Estuvimos un largo rato ahí charlando, tranquilos, en la paz del cementerio mientras se hacía más tarde, al rededor de las 6 nos dispusimos a salir, ya que por una confusión pensamos que cerraba a las 7, cuando en realidad, el horario de cierre es a las 5:30 pm.

Nos levantamos del banco listos para salir, yendo por la dirección que creíamos correcta, y al hacer unas cuantas cuadras nos dimos cuenta de que era la direccion contraria, es decir, estábamos yendo hacia el fondo del cementerio, alejándonos así cada vez más de la entrada principal, a la cual debíamos dirigirnos. por lo que nos alteramos un poco, pero tratamos de mantener la calma.
Quizá teníamos la suerte de que haya personal de seguridad aún esperando que alguien salga antes de cerrar las puertas.

Para esos momentos, la noche ya estaba cayendo y cada vez era más oscuro, en ese ambiente lúgubre y macabro en el que no había un cuidador a la vista, ni siquiera un alma presente (o tal vez muchas) Empezamos a desesperarnos más y a caminar cada vez más rápido buscando los carteles y mapas para encontrar indicaciones.
                                        
    
                                               






















Caminando lo más rápido que podíamos, encontramos un edifico de nichos, en el que en su interior las luces estaban encendidas y decidimos a entrar para ver si había un cuidador, administrador, seguridad, o alguien que nos pudiera ayudar, pero no, nada de nada.. Sólo algunas luces encendidas en los primeros pasillos, luego oscuridad y soledad absoluta. Fue devastador y deprimente, ninguno de los dos va a olvidar nunca esa sensación de que alguien nos observaba desde lo oscuro de ese edificio..

Después de esa escalofriante escena entramos en pánico, estábamos muy nerviosos y asustados, deseábamos estar en cualquier otro lugar en vez de ahí, pasando por esa situación desagradable.
Fuimos costeando los extremos del cementerio mientras se escuchaban sonidos extraños y pisadas a lo lejos, en todo momento nos invadió la sensanción de que no estábamos solos.

                                                            

                   








Luego de esos eternos y desesperantes minutos de caminata y ambigüedad, vimos remotamente la entrada principal. Ver esa imponente entrada y sus grandes rejas fue el alivio más grande de nuestras vidas, creímos que el suplicio había terminado, pero aquí el mayor problema; estaban cerradas con candado, la noche ya se había instalado, eran algo así como las 20:30 de un invierno cerrado, la noche parecía un verdadero pozo de sombras. Se nos cayó el alma al piso, la desesperación aumentó, estábamos solos, en el inmenso cementerio, ¿pasar la noche allí? era una de las tantas preguntas que retumbaban en nuestra cabeza.

                                     



Uno de los dos tuvo la idea de saltar las rejas, no había otra opción. Presos del pánico, no perdimos más tiempo y nos impulsamos. Fueron los minutos más largos de nuestras vidas, el tiempo parecía pasar en cámara lenta, de hecho, recordamos por partes y fragmentos que parecen sacados de una película de terror.
Hicimos lo que pudimos para escalarla, corriendo peligro nuestras vidas e integridad física.

Al apoyar los pies sobre el suelo, del otro lado del cementerio, a la calle, la ciudad, hermosa ciudad, nos sentimos completamente vivos, frenéticos.
Nos tomó un rato procesar todo lo vivido, aunque optamos por no contarle a ningún familiar ni allegado nuestro, para que no se preocupasen.


Y así fue nuestra primer visita a chacarita, lugar enigmático y misterioso si los hay. Tal vez el destino u otros factores más allá de nuestra comprensión nos pusieron en esa situación, para que experimentemos en carne propia lo que es un cementerio y para entender de qué se trata, es un sitio el cual hay que respetar.






Todavía pensamos que hubiera pasado si nos hubiesemos quedado toda la noche allí encerrados, tal vez nada o tal vez si.. ¿? No queremos averiguarlo.